Trazos perversos

Cuando se fue la luz aparecieron los grillos,
una oscuridad paulatina engullía calmada,
segura de desaparecer al llegar la alborada,
el ciclo de la eternidad como algo sencillo.

En un sótano alguien pintaba en carboncillo
una escena con minuciosidad detallada,
una escena de psicopatía perfeccionada
mientras apuraba el último cigarrillo.

Un reguero de cadáveres despojados de decencia,
nigromancia y renacimiento en espiral,
perfeccionismo y muerte en un acto final,
una escena de
 intensa y soberbia demencia.

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