Escuché

Las calles sombrías desean mi muerte,
no tengo presente, ni pasado, ni futuro,
me doy contra el muro de la incomprensión.
Escuché una canción de palabras amargas,
hablaba de arcas, de antiguos baúles,
de sueños sin dueño.
Escuché profecías de un antiguo Mesías,
no hay más que mentiras en un mundo
que vaga sin rumbo, hacía otra dimensión.
Escuché una canción de amores malditos,
hablaba de ritos, de runas antiguas,
de dueños sin sueños.
Escuché una canción, temible pasión,
amor gozoso, burbujas de cava,
me tumbé en la cama de la traición.
Escuché una canción… sino… maldición,
amor fogoso, besos de lava,
besé a la dama de la perfección.

Perdido en tu luna

La magia de la nocturnidad me envuelve y no puedo escapar.
Me atraen los reflejos de la luna que me llenan de misticismo.
Estoy sereno, estoy vivo.
La noche es mía, la siento,
no me turba ni me espanta,
percibo el olor de la oscuridad.
Las estrellas son espiras de un fuego incesante.
El aura que arropa a la luna es mi anillo de compromiso.
Mis sensaciones son inmensas y no me percato de nada.
El mundo no existe, solo existo yo y mi amada luna.
Temo el amanecer porque me arranca todo sentimiento,
me convierto en el otro.
Ego... Alter Ego.
Te esperaré, vagaré ante los rayos solares.
Amanece y ya te anhelo.
Te esperaré.

La maldad disfrazada

La inocencia es maldad disfrazada.
Ya no creo en los amigos... porque no existen.
La bondad no es más que hipocresía enmascarada.
Siento puñales que me embisten,
me amarran del mástil invisible
que está sumergido en las aguas de la traición.
La muerte es la más fiel al corazón.