Lista paralela

Mono, poli, semi, anti, hipo, meta, pre.
Todo y nada, ciencia y letra, zurdo y derecho.
Cosas en la lista de lo que no he hecho,
posiblemente cosas que jamás haré:

Romper una reliquia de Santo Tomás de Aquino,
poner una bomba en la sede de la mafia,
besar una momia y caer en desgracia,
colarme en el Vaticano y plantar un pino.

Matar fascistas como Lyudmila Pavlichenko,
vender buratachos en una casa de subastas,
entrar en una secta de lo más entusiasta,
rodar una película con el peor elenco.

Drogarme con un guía espiritual navajo,
tener cien hijos de muchas razas,
lapidar toreros en la arena de una plaza,
cenar con Drácula una sopa de ajo.

Mangar la Gioconda y comerme el lienzo,
hard bondage, glory hole, lluvia dorada,
decapitar a un rey con mi espada sagrada,
cumplir esta lista del fin hasta el comienzo.

Predicción contra destino

Y como quien no quiere la cosa te encontré.
Te encontré como la noche encuentra el día,
como al mesías se le revela una profecía,
como las mañanas reclaman su café.

Y como quien no quiere la cosa te necesito.
Te necesito como una madre a su bebé,
como una respuesta requiere su porqué,
como Munch concibiendo El grito.

El oráculo erró en su vaticinio,
no podía estar más equivocado,
sostuvo que el pesar era mi dominio,

calavera, tarambana, descerebrado,
vicioso desprovisto de raciocinio...
Mi destino por ti ha cambiado.

El infame Eros me despertó

El morador de los corazones maltrechos
me alabó en una pose rígida y solemne,
y levantando las manos me ofreció su calamidad
(que no comulgaba con mi libertad de expresión).

Emprendí una búsqueda de lustros al acecho.
El infame Eros no me dejó salir indemne
contra los acólitos de su misma verdad,
espíritus con trazos de desesperación.

Mi curiosidad se materializó en alma de diablo,
como la inocencia infantil e insolente,
asomándose a la oscuridad de un abismo,
punzante como una aguja en el cerebro.

Y ahora atiende, discúlpame si te hablo...
Me da igual si sucumbe este mundo inerte,
carcomido por óxido su propio mecanismo.
Si está ya descompuesto, yo lo celebro.