Desaliento y ánimo

Cuando llegó al límite su corazón se agrietó
mientras el cuerpo se estremecía,
posponiendo lo inevitable sus alas cercenó
aunque mantuvo las garras afiladas.

Pensó que incluso las personas más ruines
nacieron siendo amadas,
y en un vector de la elipse del declive
el orgullo de ser valiente emergía.

Hay humanos que albergan sueños utópicos,
demasiado grandes para ellos,
reservados solamente a los dioses,
inaccesibles para los plebeyos.